Generemos "La Chispa"| por Eleneo Leal
Sin duda alguna, el efecto multiplicador de las redes sociales les convierte en un factor influyente en las emociones de sus usuarios y usuarias, exponencialmente vemos como su alcance hace llegar información que en gran porcentaje carece de validación o veracidad, son una forma de expresión con la cuál una persona consigue propagar un mensaje que traspasa los umbrales de la prudencia, alteran la percepción sobre algún fenómeno de caracter social, cultural, económico o político, el manejo del WhatsApp y su "estado", además de las innumerables personas que describen con orden cronológico las acciones que durante el día realizan es una muestra de ello, hacen entender que las RRSS son por su uso inherentemente antagónicas.
Algunos parecen utilizarlas para ser quienes desearían ser, y olvidar, durante un tiempo, que queda inscrito como actual, quiénes son, caminantes en un desierto con una especie de oasis virtual. Otros, simplemente, exponen, expresan y muestran lo que ya son, que en la medida en la que lo han aceptado (se creen el cuento) se muestran grandiosos. Los primeros necesitan demostrar continuamente lo que “saben” o se creen que “saben”, desmereciendo a otros, sin preguntarse tan siquiera si los errados, no serán ellos. Escupen sentencias dogmáticas amparándose en manuales, refritos o bodrios sacados de alguna página web, ni tan siquiera se basan en la referencia bibliográfica oportuna del pensador del que se habla.
Algo similar ocurre, en el ámbito de la Filosofía donde el prestigio académico parece elevar a quien por títulos lo posee, en un altar sagrado. Repelen especialmente los que considerándose defensores de los más dignos derechos pisotean, sin miramiento, el derecho de los otros a manifestar su interpretación o lectura de un autor. Respecto de las que, cabe decir que, la mayoría pueden resultar controvertidas. En cualquier caso, quien ama la Filosofía, lee, piensa, reflexiona, se esfuerza en entender y con suerte surge como una intuición: la percepción de haber aprendido aquello que tal vez pretendía decir el autor. Y una vez captado, se une con tu interior y de ahí pueden surgir nuevas intuiciones que constituyan una perspectiva, al menos sugerente y a considerar.
La máxima de hoy, esa filosofía de vida para el manejo de las emociones en el marco del uso adecuado de las redes sociales nos invita a ser más prudentes, comedidos y cautelosos con lo expuesto, ¿eres tanto como muestras? ¿Se incrementa el hedonismo virtual? ¿Podemos ser personas sensatas siendo consumidor de RRSS?
Estamos llamados a no perder la identidad emocional, el mundo se convierte en una red social gigante ¿cuando nos alegra el éxito del otro?, el logro conseguido desde el esfuerzo, sin poner el pie en el hombro de nadie para alcanzar el mérito, la construcción colectiva de un intelecto es el SUR y para eso es necesario valores de fraternidad, solidaridad, empatía y sensibilidad, ese tipo de accionar poco se hace público, no dejemos que domine la necesidad de expresar precariedad, necesidad, ira, ambición o envidia, mostremos lo necesario que es para la humanidad transformar el hoy.
Sin duda alguna, el efecto multiplicador de las redes sociales les convierte en un factor influyente en las emociones de sus usuarios y usuarias, exponencialmente vemos como su alcance hace llegar información que en gran porcentaje carece de validación o veracidad, son una forma de expresión con la cuál una persona consigue propagar un mensaje que traspasa los umbrales de la prudencia, alteran la percepción sobre algún fenómeno de caracter social, cultural, económico o político, el manejo del WhatsApp y su "estado", además de las innumerables personas que describen con orden cronológico las acciones que durante el día realizan es una muestra de ello, hacen entender que las RRSS son por su uso inherentemente antagónicas.
Algunos parecen utilizarlas para ser quienes desearían ser, y olvidar, durante un tiempo, que queda inscrito como actual, quiénes son, caminantes en un desierto con una especie de oasis virtual. Otros, simplemente, exponen, expresan y muestran lo que ya son, que en la medida en la que lo han aceptado (se creen el cuento) se muestran grandiosos. Los primeros necesitan demostrar continuamente lo que “saben” o se creen que “saben”, desmereciendo a otros, sin preguntarse tan siquiera si los errados, no serán ellos. Escupen sentencias dogmáticas amparándose en manuales, refritos o bodrios sacados de alguna página web, ni tan siquiera se basan en la referencia bibliográfica oportuna del pensador del que se habla.
Algo similar ocurre, en el ámbito de la Filosofía donde el prestigio académico parece elevar a quien por títulos lo posee, en un altar sagrado. Repelen especialmente los que considerándose defensores de los más dignos derechos pisotean, sin miramiento, el derecho de los otros a manifestar su interpretación o lectura de un autor. Respecto de las que, cabe decir que, la mayoría pueden resultar controvertidas. En cualquier caso, quien ama la Filosofía, lee, piensa, reflexiona, se esfuerza en entender y con suerte surge como una intuición: la percepción de haber aprendido aquello que tal vez pretendía decir el autor. Y una vez captado, se une con tu interior y de ahí pueden surgir nuevas intuiciones que constituyan una perspectiva, al menos sugerente y a considerar.
La máxima de hoy, esa filosofía de vida para el manejo de las emociones en el marco del uso adecuado de las redes sociales nos invita a ser más prudentes, comedidos y cautelosos con lo expuesto, ¿eres tanto como muestras? ¿Se incrementa el hedonismo virtual? ¿Podemos ser personas sensatas siendo consumidor de RRSS?
Estamos llamados a no perder la identidad emocional, el mundo se convierte en una red social gigante ¿cuando nos alegra el éxito del otro?, el logro conseguido desde el esfuerzo, sin poner el pie en el hombro de nadie para alcanzar el mérito, la construcción colectiva de un intelecto es el SUR y para eso es necesario valores de fraternidad, solidaridad, empatía y sensibilidad, ese tipo de accionar poco se hace público, no dejemos que domine la necesidad de expresar precariedad, necesidad, ira, ambición o envidia, mostremos lo necesario que es para la humanidad transformar el hoy.
Mucho se puede hacer si en nuestras RRSS mostramos lo importante que es crecer juntos, mejorar el entorno y encontrar un objetivo común... pasemos del todos contra todos al todo para todos.
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